:En el Perú existen diversas líneas artesanales; y en Piura, nos podemos enorgullecer de tener una variada y rica tradición artesanal; y diversas expresiones artesanales en la región. En Catacaos, capital artesanal de Piura, hay varios ejemplos: el trabajo en sapote, cuero y madera; el burilado; la alfarería y, por supuesto, la filigrana y el sombrero de paja toquilla, los dos últimos reconocidos como Patrimonio de la Nación.
Simbilá: tierra de alfareros
La Casa del Alfarero es una parada obligada para los visitantes, quienes atraídos por la infraestructura y los cántaros de bienvenida, llegan para comprar los objetos de arcilla. Estos alfareros usan la paleta y la piedra para hacer sus obras, lo que le da un valor especial. Pero, además fueron inmigrantes simbileños los que llevaron la tradición alfarera a Chulucanas, enriquecida luego con el aporte local.
Artesanía marina
En la provincia de Talara, y en otros lugares costeros, se da la artesanía marina, con calidad que llama la atención: flores (rosas, orquídeas, claveles, girasoles, etc. ) a base de escamas de pescado, elaboradas por artesanas del distrito de La Brea; y otros objetos de decorativos en base a estos desechos marinos.
La filigrana de oro y plata
Desde el 2010 la filigrana es Patrimonio de la Nación por ser una “expresión de una tradición sumamente antigua, original de este distrito, transmitida por línea familiar, la calidad y finura del trabajo artesanal, que le ha merecido reconocimiento dentro y fuera del país”. Los piuranos debemos sentirnos orgullosos por tener a estos hombres maravillosos y no podemos dejar de lucir una de estas joyas.
El sombrero de paja: Patrimonio de la Nación
Miles de mujeres de los centros poblados: Pedregal Grande, Pedregal Chico, Narihualá, La Campiña entre otros, son las diestras tejedoras. Elaboran sombreros con la técnica aprendida de sus padres y abuelos. Este sombrero de Catacaos es, desde el 2013, Patrimonio de la Nación y una buena manera de festejarlo es luciendo con orgullo un sombrero; y, de paso, nos protegemos de la radiación solar.
En otros distritos y provincias existen conglomerados artesanales en los que también se ha venido trabajando para mejorar la calidad y el diseño de los productos, procurando unir la tradición a la innovación. Tenemos, por ejemplo, productos artesanales importantes como la cerámica, en Chulucanas; el trabajo en coco; y con la fibra de banano orgánico, en Sullana; los telares, en Ayabaca y Huancabamba, en Paita y Sechura las artesanías con productos marinos.
Es oportuno recalcar que en artesanía, lo más importante es valorar –en cada uno de estos objetos hechos a mano– el valor simbólico que nos remonta a los hombres que originaron la tradición y nos acerca a quienes siguen recreándola con maestría.
Les animo a realizar una pequeña ruta artesanal para descubrir el valor de estos objetos y a lucirlos con orgullo, sabiendo que con este gesto valoramos el trabajo de sus creadores y propiciamos que la tradición se siga transmitiendo. Encomendemos este propósito a San José, como patrono de los artesanos, que ayude a que este trabajo manual minucioso y creativo sea un verdadero motor de desarrollo.